Charlotte vs Roxy [Frente de Batalla]

1.- Será un torneo con un mínimo de 8 personajes, preferentemente no multicuentas.
2.- Cada batalla iniciará con un post del profesor ciprés, debe durar, como mucho tres días off rol, pedimos puntualidad
Las batallas son de tres post cada uno y se evaluarán al criterio del staff, poniendo críticas de porqué tal persona ganó o perdió, esto para demostrar nuestra neutralidad en el torneo.
3.- Si el plazo se vence, se tomará al user que mejor haya roleado como vencedor.
4.- Cada pelea ganada son 20 puntos del Frente, al obtener 90 se desbloquea la cueva del mejor aprendiz.
5.- Ya sé ¿como ganar 90 puntos cuando el torneo ofrece solo 60?
Bueno, capturar un pokémon o evolucionarlo otorgaran 5, eclosionar un huevo otorgará 2 puntos, una lucha libre contra un user fuera del torneo otorgará 10 puntos.
6.- Si Mew ya fue atrapado/no me gusta/no me interesa/obtuve no 90, sino 100 puntos ¿Qué hago?
Simple, podrás intercambiar esos puntos por la oportunidad de luchar contra otro pokémon legendario o pedir una Master Ball.

Inicia Charlotte

Pocas cosas, de hecho casi ninguna lograba llamar por mucho tiempo la atención de Charlotte. La joven no era fácil de impresionar, de esta misma forma, difícil era sacarle una sonrisa o siquiera alguna expresión de una emoción cualquiera. Esta se trataba de una de las efímeras situaciones en las que ella se sentía motivada a participar y no hablamos de un exorcismo. Era un evento prácticamente nuevo en la región, la joven solo sabía que tendría que luchar contra otros entrenadores, perfecta oportunidad para entrenar a su Chandelure quien había evolucionado hace no mucho tiempo. Desconocía mucha información sobre el frente de batalla, justamente ese misterio era el que le intrigaba e incitaba a dar un paso hacia adelante estando ya en la entrada.

La fantasmagórica pokémon observaba hacia todos los lugares que su campo visual alcanzaba, se encontraba expresivamente más emocionada que su entrenadora quien simplemente comenzó a caminar para llegar lo antes posible a su lugar en la competencia. Por un momento, Chandelure se mantuvo distraída al explorar por si misma, pasando algunos segundos antes de que reaccionara y siguiera a la joven de ojos violeta. Charlotte se mantenía callada, fría, seria como si nada le importara, sin embargo por dentro la intriga crecía con cada segundo que pasaba. No le fue muy difícil llegar a la ubicación que le designaron para su primera batalla, pronto se vio en un campo rodeado de césped, iluminado por las luces que colgaban desde el techo, un área bastante amplia, perfecta para un combate pokémon. Lo primero que hizo Charlotte antes de comenzar con todo fue dar una leve reverencia de cortesía.

- Que sea una buena batalla. - De forma sincera comentó, con una voz serena hacia su rival. Esperó a que dieran la señal precisa para comenzar el combate, la emoción se sentía, la intensidad subía, era la primera vez que la joven estaba en una situación como esa, su Chandelure se encontraba frente a ella con una sonrisa, completamente preparada. Una vez la pelea había comenzado, Charlotte solo se limitó a señalar al pokémon enemigo, no necesitaba palabras para indicarle a su compañera de tipo fantasma qué movimiento debía realizar ya que tenían eso planeado desde un principio.

Primer paso: estrategia defensiva, Chandelure siguió la orden de su entrenadora acercándose con mucha cautela al pokémon contrario, levitando hasta estar a cierta distancia de él. Luego, sin perder tiempo, utilizó Fuego fatuo para asegurar que el daño que recibiría en caso de recibir un ataque no fuera tan fuerte. Varias llamas de tonalidades azules y rojas rodearon a Chandelure, una por una fue enviándolas hacia su oponente. Dos opciones tenían, o el Fuego fatuo impactaba contra el enemigo y le provocaba quemaduras que dificultarían su habilidad en combate o el fuego quemaría el césped haciendo que el oponente no pudiera movilizarse a gusto. Para estas dos tenían una forma de finalizar con la serie de movimientos.

- Bola sombra. - Pronunció la joven a lo que su pokémon obedeció rápidamente, comenzando a cargar energía oscura frente a ella, una vez se sintió lista, Chandelure envió su ataque hacia su contrincante. Charlotte quería atrapar a su enemigo para atacarlo sin problemas, sin embargo no se confiaba en lo absoluto, sabía que este podría ingeniárselas para escapar de todo, por lo que debía estar completamente atenta a la batalla.

El inscribirse como líder de gimnasio había sido un poco impulsivo, y lo sabía. Pero, después de todo, no conocía a ninguna otra persona con su expertiz en tipos roca en toda la región. Parte de asumir la responsabilidad consistía en mantener a sus pokemon en forma y no dejar pasar oportunidades como esta, de enfrentarse a entrenadores de alto nivel.

Para evitar que a su Hippowdon le diera pánico escénico, decidió venir caminando con ella afuera de su pokebola desde antes de entrar al campo de batalla. La cuadrúpeda iba dejando sonoras pisadas en su camino al campo, y al escuchar el ruido del público mostraba los dientes abriendo su enorme hocico. Roxy sólo miró a la cámara una vez, sabía que la estaban enfocando para la pantalla de entre las gradas porque se había vuelto líder de gimnasio recientemente.

Parada en la posición que le correspondía en su extremo del campo, Roxy se hallaba firme como una antena, con su tenza apuntando hacia arriba. Vio a su contrincante, una chica un poco menor que ella. El pensamiento de perder en público contra una chica menor la aterró un poco por un segundo, pero se las arregló para aplastar la idea detrás de su expresión serena.

-Muchas gracias. Nos nos guardemos nada, o nos vamos a arrepentir luego.- dijo la montañesa. Después de todo, eran sólo dos chicas teniendo una batalla pokemon, y veía que la otra estaba un poco nerviosa. No había para qué meter dramas de más.

La rival obviamente no venía a lanzarse a su suerte sin más, y preparaba el campo de batalla con ataques fantasmales. Haciendo una mueca pensativa, Roxy ordenó:

-Deja que te llegue esa Bola Sombra. Probémosle la mano.

Hippowdon asintió con seriedad. Había puesto los ojos en el pokemon enemigo para no distraerse con el público, y vio venir la bola oscura directo hacia ella sin moverse. Sólo cambió un poco de posición para recibir el ataque con un hombro.

El impacto no fue fatal, pero dejaba claro que el oponente no era ni de cerca un pokemon débil. Hippowdon se aguantó el dolor con un bufido que echó arena por sus fosas nasales. La pesada pokemon no se movió un centímetro con la colisión, pero los destellos violeta que habían salido mostraban que no había sido asunto menor.

-Excelente, ya sabemos entonces. Tormenta de arena; veamos si logramos hacer algo con ese fuego.

La escaladora se puso unas antiparras en medio de los reclamos del público que se llenaba los ojos y la boca con arena. Luego lanzó un par hacia el extremo opuesto del campo para su rival. Con un antebrazo cubriéndole la cara, seguía analizando el campo ardiente. No estabe segura de si las ráfagas de arena iban a ser suficientes para volver a hacer seguro el terreno.

-Bueno, ni modo. Si ellos van a salvarse del fuego yendo por arriba, nosotras iremos por abajo. Excava.

Era un poco arriesgado, pues darle a un blanco usando Excavar siempre suponía confiar un poco en la suerte. Además, Chandelure no estaba pegado al suelo, por lo que Hippowdon iba a tener que agarrar vuelo bajo tierra para poder alzarse como un pez que salta del agua, sólo que en versión panzona y llena de tierra.

El suelo crujía a medida que la cuadrúpeda avanzaba bajo tierra como una bala de cañón. Roxy mordió un poco su labio inferior, como si la presión que ejerciera sobre este fuese a mantener en su curso a su bestia mientras esta navegaba por debajo del campo.

Off:

Poca información tenía la chica sobre su rival, una mujer acompañada de un Hippowdon y nada más. Solía estar algo perdida con las novedades y sin embargo no le impactó mucho el hecho de escuchar por parte del público que se trataba de una líder de gimnasio. No es que le importara mucho el cargo que tuviera su oponente, pelearía con todos por igual, esforzándose al máximo junto a su Chandelure quien, por cierto, había acertado su ataque. La joven de ojos violeta quedó pensativa tras ver lo que había sucedido recientemente, se notaba que el pokémon contrario podría resistir un buen rato en batalla, además estaban en clara desventaja de tipos. Después de recibir el ataque fantasmal por parte de Chandelure, la pokémon tierra desató una tormenta de arena, el fuego se extinguía de a poco. Charlotte cubría, sin inmutarse mucho, su rostro con uno de sus brazos mientras que la fantasma retrocedía y resistía como podía la dichosa tormenta.

La joven exorcista mantuvo su mirada atenta al campo, logró notar como Hippowdon se escondía bajo tierra, era casi obvia la intención que tenía, considerando que Chandelure era de tipo fuego. Si bien no estaba tocando el suelo, Charlotte sabía que de una u otra forma el pokémon del rival podría impulsarse desde abajo para alcanzar a su compañera. Estos pensamientos pasaban uno por uno en su mente mientras observaba como el suelo comenzaba a levantarse en ciertas partes, a partir de ahí trató de deducir el movimiento del pokémon enemigo.

- A un lado. - Brevemente, sin expresión en su rostro, le dio la indicación a su compañera mientras que esta observaba a ambos lados. No sabría decir si fue buena o mala suerte, Chandelure logró notar a su contrincante antes de que saliera, dándole tiempo a moverse un poco, sin embargo no fue suficiente ya que Hippowdon logró dañarle igualmente. La pokémon de tipo fuego retrocedió de su lugar, notoriamente afectada por el ataque que había recibido. Charlotte se mantenía firme y fría aunque por dentro estuviera en una situación complicada, su amiga se había perdido parte considerable de su energía después de ese impacto, tuvo que pensar rápido en alguna estrategia. Ataques de tipo fuego no serían efectivos y esta vez tendrían que improvisar saliendo del tipo fantasma, el cual era su especialidad.

- Polución. - Chandelure se volteó un momento para ver a su entrenadora, esta simplemente le miró sin decir nada más. La pokémon fantasma asintió dejando salir una gran cantidad de humo venenoso desde su llama mayor hacia el campo de batalla. Servía principalmente como cortina para evitar ser vista, poca probabilidad tenía de envenenar pero si lo hacía, les ayudaría bastante. Una vez estuvieron escondidas del equipo contrario, procedieron. - Energibola. - Chandelure creó una esfera de energía diferente a la anterior, esta vez de color verde, la envió hacia su enemigo con la intención de sorprenderlo con dicho ataque. Aprovechó de lanzar una adicional, esta vez al agujero por el que Hippowdon había salido para atacarle, en caso de que se le ocurriera esquivar de esta forma.

Sonriendo con las antiparras puestas al ver el éxito del Excavar de hippowdon, parecía una científica loca frente a su experimento.  Claro, no había sido el golpe más directo del mundo, pero para empezar no estaba mal; le sirvió para comprobar, a su vez, que el contrincante también tenía aguante. El campo de batalla continuaba con llamas oscuras en distintas partes, quizás un poco menos que antes, pero de todos modos un mal lugar para caminar sin fijarse por dónde.

Al escuchar a la contrincante ordenarle a su pokemon que usara polución, la idea del envenenamiento entró de inmediato a la cabeza de la mujer del pelo trenzado. Una batalla con envenenamiento era un calvario de desgaste, un escenario de daño doloroso y continuo. Bueno, quizás era para nivelar lo que hasta ese entonces había estado realizando la tormenta de arena sobre el espectro.

Después del impacto, Hippowdon y su rival habían quedado bastante cerca, y aunque el cuadrúpedo había retrocedido hasta tomar una distancia prudente de forma instintiva después del ataque, por su tamaño era un blanco fácil.

Dos energibolas. Qué hago. Bueno, esta chica supo de inmediato que iba a tratar de mandar a Hippowdon por el túnel de vuelta y me mató esa salida... ¿Pedirle a Hippowdon que esquive por la superficie y ver qué hacer luego? Eso sólo favorcería que la situación se repitiera hasta que Hippowdon se quedara sin aliento para correr. Esta pelea no se va a definir con un fantasmita persiguiendo a una panzona mientras uno se va desgastando con bofetadas de arena y la otra por los pulmones intoxicados... No, el público no vino para eso. No, vamos al hueso.

-Gira a un lado y dale con Triturar. Aprieta hasta que te duela la mandíbula, no creas que vas a tener muchas oportunidades para agarrarlo.

Al hacer el giro de barril, Hippowdon se llevó una de las Energibolas en el hombro. Sip, una ataque con harta ventaja de tipos, pero no había mucho que hacerle. Tenía que aprovechar la fuerza física de su pokemon, macizo y contundente. Le incó sus dientes con toda la fuerza que pudo al sombrero del rival, probablemente con un énfasis especial para descargar el intenso dolor de su hombro. La bestia hacía caso omiso de la arena que corría por el campo de batalla, metiéndose en su hocico y pegándose en la baba que le caía de la boca furiosa. Por los agujeros de la espalda echaba más mineral molido a medida que se seguía tensando. Los ojos le lloraban y de la nariz le caía moco de irritación por la Polución de antes.

-Cuando contrataque, vuelve a enterrarte. Atenta.- ordené desde mi sitio.

Me mantenía tan firme como antes, tratando de no aflojar frente a la seriedad que mostraba mi rival. La tensión me hacía sentir como si el sol encima fuese una lupa achicharrándome. Por más que tratara de evaluar qué hacer después, tenía claro que el camino que había escogido trayendo una Hippowodn con estos movimientos era un poco el camino bruto; empujar hasta el fondo aunque duela. Tenía que poder sacar el instinto más primitivo de Hippowodon, que se sintiera como una bestia salvaje en una estampida asesina. Sólo avanzar y avanzar hasta que todo se destruya.

Por el momento todo iba bien según la estrategia de la pokémon fantasma y su entrenadora. Escapes bloqueados, Energibola acertando al blanco, sí, todo en orden. Sin embargo la joven de ojos violeta tenía claro que con eso no terminaba todo, aún le faltaba mucho. Hippowdon se levantó en cuanto pudo, se las arregló a pesar del daño que había recibido, mordió a Chandelure causando que esta retrocediera y mucho. Una mordida normal no le habría molestado tanto pero esto era Triturar y siendo de tipo siniestro sí que le había dolido.

La tormenta de arena combinada con la Polución hacía del campo un ambiente terrible, más para el lado contrario al que le había llegado todo el humo venenoso. Charlotte comenzaba a preocuparse por su amiga, estaba en las últimas y no quería arriesgarse a que continuara en batalla para recibir un movimiento de tipo tierra que la dejara terriblemente debilitada. Si la dejó seguir fue porque sintió las ganas que tenía la pokémon fantasma de pelear hasta el final, más que nada confiaba en ella. Fue entonces cuando lo decidió, ya no atacarían directamente a su rival, también podían actuar en el mismo campo de batalla.

- Tendrás que ser rápida con lo que te diga. Despeja todo con Telequinesis por un momento. - Chandelure observó a su entrenadora por unos instantes, esta se veía muy decidida con lo que decía, la pokémon de fuego obedecía a todo lo que Charlotte le ordenara, por lo tanto procedió. Concentrándose con su movimiento de tipo psíquico detuvo la tormenta de arena por algunos segundos, abriéndose paso para que no le molestara. No podía soportar mucho el manejar todo un campo de batalla, especialmente si la tormenta de arena era controlada principalmente por el pokémon de tierra, por eso debían hacerlo a una gran velocidad, sin perder ni un segundo.

- ¡Ahora, Hiperrayo! - Era primera vez en mucho tiempo que Charlotte elevaba un poco el volumen de su voz y es que la tensión del momento le estaba cansando, haciendo caso de la indicación de la exorcista, Chandelure lanzó un fuerte y brillante rayo desde su denominada cabeza con la intención de atacar a su contrincante. Hubiera sido genial usar el camino despejado para abalanzarse contra Hippowdon, mas Charlotte tenía claro que un encuentro cuerpo a cuerpo pondría más en riesgo a su fantasmagórica amiga.

El rayo de su pokémon había sido tan brillante que desde su posición no podía ver mucho, no sabía exactamente si había acertado el movimiento contra su rival o no, la tormenta de arena volvió a la normalidad mientras Chandelure realizaba su ataque. Cuando terminó de utilizar su Hiperrayo, se quedó en su lugar en posición de defensa, esperando a visualizar bien al Hippowdon enemigo para asegurarse de lo que debía hacer luego.

Usando un poder psíquico, el rival había despejado temporalmente la tormenta de arena. Habían pasado unos buenos minutos desde que Roxy había podido ver directamente a su rival al otro lado del campo. Algo se traía entre manos, probablemtente un contraataque con algo que no hubiese visto antes. Hippowdon, por mientras, excavaba tan rápido como podía, tal como se lo había ordenado su dueña antes de mandarla a triturar al oponente hace unos momentos.

-¡Tira más tormenta de arena por los hoyos del lomo para impulsarte! ¡Más arena, más rapido! ¡Si te sigues moviendo, la adrenalina va a hacer que no sientas lo del hombro! ¡Apúrate o quedas vulnerable! ¡Cava!- la voz de la de pelo burdeo se tornaba sólida y agresiva. El rigor que se aplicaría hacia el enemigo también corría por casa.

La Hippowdon estaba entrando en una situación de pánico. Pero la entrenadora de la trenzada sabía que este no era pánico como el de los humanos, de no saber qué hacer. En el caso de esta voluminosa bestia de manada, pánico era una cosa muy clara: avanzar y destruir. Usar todo el cuerpo para despedazar el suelo bajo ella como si fuese una manada contraria a la que desmembrar. Pánico encausado. A estas alturas daba lo mismo que fuese una batalla del Frente, o contra un pokemon salvaje, o una arremetida contra el enemigo abstracto.

Del lomo de la cuadrúpeda la arena surgía a chorros, era una locomotora acelerando hasta el límite. Al oír a la rival decirle al Chandelure que usara hiperrayo, Roxy supo que se había propuesto algo ambicioso para acabar la pelea con un golpe definitivo. ¿Qué sería de su monstruo de bolsillo de ser alcanzado por el movimiento? Bueno, por un lado era tipo roca, así que la posibilidad de que pudiese aguantar el embate estaba presente. De ser así, o de alcanzar a hundirse lo suficiente antes de que llegara el Hiperrayo, tendrían una oportunidad de atacar con bastante fuerza. El hiperrayo dejaría exhausto al oponente, y en ese tiempo Hippowodon no tendría problemas para ejecutar la fase final de Excavar. Por ser tipo tierra, la oportunidad quedaba aún más jugosa. Tenía que apurarse en meter todo el cuerpo bajo tierra. Iba rápido, pero era harto volúmen que movilizar.

Por la mente de la Hippowdon, imágenes de violencia de toda su vida corrían confundidas. Ataques de predadores de cuando era una hippopotas indefensa junto a su manada, el temor que sintió cuando fue capturada, la batalla contra el despiadado Steelix del Domador en la que fue lanzada como un saco de harina de un lado a otro. Los roncos alaridos y bufidos que emitía al seguir adentrándose en el suelo se sentían vibrar en el suelo de lo roncos que eran, y los volúmenes de arena que estaban siendo soltados prometían una nueva tormenta de arena mucho peor que la anterior y más difícil de despejar.

-¡Hippowdon, más rápido o te va a llegar!- exclamó Roxy, para apurar a su bestia aún más.

Ahora no era una sola Hippowdon. Era una manada entera. Tenía que sentirse como una estampida encarnada. Adrenalina. Romper el suelo como si fuese de azúcar. Destruir indiscriminadamente, fuesen seres animados u objetos inertes por delante. Por todas las veces en que había sentido pánico, en que había sido humillada como una pequeña Hippopotas, ahora podía vengarse. Era un monstruo fuerte, de dientes temibles, extremidades firmes, piel gruesa y rocosa. No le entraban balas. No le importaba sentir como si los pulmones le ardieran a medida que pugnaba contra la tierra. Sólo rojo en los ojos, rojo. No tenía idea de qué le iban a mandar por arriba, pero con la voz de su entrenadora, el quedaba claro que más le valía seguir moviendo las patas y el hocico y echar su propulsión a chorro.

El profundo sonido de los alaridos subterráneos de la cuadrúpeda se extendió por todo el campo de batalla, y hacia el público. Los espectadores se quedaron un segundo en silencio al ver cómo bailaba el líquido en sus vasos de gaseosa. Era la voz de la furia del desierto canalizándose en una de sus bestias. Roxy apretó la lengua contra el paladar, concentrada en lo que sería de su monstruo de bolsillo al sentir el hormigueo que venía desde las plantas de sus pies y le trepaba hasta el cuello. El campo entero de batalla parecía haberse convertido en una burbujeante olla de comida. Los guijarros y chorros de arena que salían del túnel naciente formaban olas tierrosas en el aire. Si el ataque resultaba, parecía que el campo entero iba a volar como la estela del agua detrás de una lancha jet.

¿Alcanzaría a excavar lo suficiente antes de que le llegara el rayo? Con la adrenalina como una mancha de petróleo carnívora apoderándose de todo su torrente sanguíneo, la cuadrúpeda sería un misil nuclear de poder alcanzar a Chandelure. Un haz luminoso atravesaba el campo cada vez menos despejado, a medida que la Hippowdon terminaba de hundirse. Todo sería cosa de centímetros, de fracciones de segundo. Roxy casi podía verlo, en hiperrayo pasando de largo y el campo volando en pedazos como si una hilera de explosivos huibese sido puesto en línea recta hacia Chandelure mientras Hippowdon pasaba bajo el suelo. Las llamas del cuerpo del espectro apagándose entre olas de arena, tras ser lanzado metros y metros por los aires por la Hippowdon enajenada. ¿Qué resultaría? Abrió los ojos lo más que pudo, como si así pudiese acelerar aún más el desenlace de los hechos frente a ella.